Experiencia ITAM Construye

Marzo 2019

Por: Cesar Becerra

“La mejor manera de encontrarse a uno mismo es perderse en el servicio a los demás.” – Mohandas Karamchand Gandhi.

Esta frase del Mahatma encarna una idea que todo prestador de servicio social aprende. Una idea que yo, en mi experiencia como miembro de ITAM Construye, he llegado a vivir de primera mano: el servicio forma a quienes lo hacen, tanto como a los que lo reciben, si no es que más.

Cada sábado, más de una docena de niños acude a Coro Construye para cantar. Ellos llegan en blanco y esperan actividades, ejercicios y formas de aprender. Uno, como maestro, se para frente a ellos y siente la obligación de dejarlos satisfechos. Es muy notable y lamentable cuando a algún alumno no le agrada la clase, incluso duele. Por eso, semana con semana, el tiempo invertido en la planeación aumenta y el deseo por ver a los muchachos alegres también. Lo que en un principio solo era una manera de liberar servicio social se convierte en un compromiso con los niños, con sus padres y con los compañeros que han aportado (y siguen aportando) al proyecto. Cuando antes buscaba hacer solo lo necesario, con el tiempo he buscado construir el mejor coro que sea posible. Se ha vuelto un proyecto muy personal y cada pequeño paso, cada pequeña victoria significa mucho. Parece que Gandhi tenía razón, el servicio me ha ayudado a encontrarme.

No les mentiré, no todo está hecho de flores y arcoíris. A veces las grandes ideas que uno lleva para los niños resultan en fracaso. Hay alumnos que simplemente dejan de asistir a clases y nuestra imaginación repara en lo peor. También es preocupante cuando la presentación final es al día siguiente y los niños no pueden cantar al ritmo correcto. La presentación salió bien, no se preocupen, pero el punto es el siguiente: nadie nace siendo maestro. Poco a poco se va dando la talla. Con suficiente paciencia y tolerancia a los errores – más errores para algunas personas (yo) que para otras – se aprende. Pero para cambiar se necesita esforzarse. El compromiso que he vivido es una de las experiencias más gratificantes que he tenido en la carrera.

ITAM Construye está lleno de gente que ha experimentado este mismo compromiso. Gente que ya no tiene obligación de liberar servicio social y que elige quedarse, a veces con responsabilidades onerosas reposando sobre sus hombros, es una oportunidad de crecer. Hay quienes enseñan música, inglés, matemáticas o computación y todas estas personas han vivido esta sencilla, pero poderosa, experiencia: el servicio ha hecho más por nosotros que nosotros por los demás.

Esta idea no es nueva, no es invención del señor Gandhi ni mucho menos de ITAM Construye, es una idea que ha sido encontrada y redescubierta a lo largo de la historia. Desde la regla de oro (Mateo 7:12) y el Nuevo Testamento (Juan 13:34) en la Biblia, hasta los libros de problemas del ITAM (léase “Individuo y sociedad”). Todo apunta a una sencilla y muy directa conclusión: como dijo la madre Teresa de Calcuta: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”.