MÁS ALLÁ DE CONSTRUIR COMUNIDAD. PARTE III: La verdadera consolidación

Febrero 2020

Por: Fabio Gaitán

En las últimas dos partes, se desmenuzaron las principales fortalezas de ITAM Construye. No obstante, no todo puede ser de color de rosa. La organización se enfrenta a retos bastante considerables, que de ser ignorados impedirían su efectiva consolidación.

Estos retos son su expansión, su posible burocratización y la tan anhelada institucionalización.

El primero reto consiste en replicar el modelo en otros centros educativos. Hasta el momento, Construye solo ha podido instalar en Coatzacoalcos una “filial”. Se necesita probar que el modelo funciona más allá de los alrededores de Tizapán, e incluso, si se puede mejorar con estos nuevos ambientes en aras de perpetuar el proyecto. Apostar únicamente por su desarrollo dentro de los límites del ITAM es arriesgado. Bien dice el dicho, “no pongas todos los huevos en la misma canasta”. No sabemos si de un día para otro, por azares del destino, Construye ya no pueda funcionar dentro del ITAM y de Tizapán y que con ello se acabe el proyecto, o que haya fallas, nulas a nuestra vista, que dentro de otra universidad se puedan corregir. Entre más lugares se replique el proyecto, es más difícil que se desplome por su mayor diversificación, y es más fácil acceder a mayores recursos y distinciones para la consecución de un mayor impacto.

El segundo reto es inherente al mayor número de personas que se manejan dentro de la organización. Es imposible coordinar y atender a tantas personas, sin que se establezca un reglamento que impida el caos. Sin embargo, los procedimientos pueden tornarse obsoletos o innecesariamente complicados si no son debidamente actualizados o redactados con mucha previsión, lo que pueda conllevar al riesgo de que se pierda mucha horizontalidad, dado el siguiente razonamiento. Los trámites engorrosos inhiben la implementación de nuevas iniciativas — usuales entre los miembros más jóvenes — por lo fastidioso que puede llegar a ser, y son como piedras en el flujo de comunicación entre los miembros de distinta índole, de manera que, en una organización con fines sociales como lo es ITAM Construye, donde el capital más importante son sus integrantes, con la pérdida de horizontalidad puedes llegar a desaprovechar mucho de su talento e inclusive socavar tu objetivo organizativo. No puedes cambiar tu realidad inmediata sin personas realmente involucradas que te apoyen.

Por último, el tercer reto es un llamado a la formalización. Ser una organización estudiantil tiene sus ventajas y sus libertades, pero lo que podría ser Construye como organización civil está lejos en términos de alcance. Este el último paso a una verdadera consolidación.

Ahora bien, que los chavos de Construye lo puedan lograr es una pregunta que queda abierta. Personalmente, creo que tienen las capacidades para hacerlo. No por nada ya ha sido galardonados con el Premio UVM por Desarrollo Social y reconocidos como una las mejores 20 iniciativas para la prevención social de la violencia y delincuencia en México por la USAIB y por la SEGOB. El camino ya está labrado; solo es cuestión de si lo quieren tomar sí o no.

Sería todo por mi parte. Espero que esta reflexión sea de utilidad para todos los que quieran emprender un proyecto social. Agradezco a todos los que formaron parte durante mi camino en la organización, que ya hace más de un año que se acabó, y que ojalá las nuevas generaciones se animen a poner su granito de arena para lograr un México más libre, más justo y más próspero. Hasta la próxima.